viernes, 13 de marzo de 2020

El acceso de las mujeres a la universidad en Argentina

El Gobierno declaró el 2018 como el "Año del Centenario de la Reforma Universitaria" para "evocar, analizar y actualizar el legado de esta gesta" estudiantil.

La Reforma Universitaria de 1918  tuvo sus orígenes en el movimiento estudiantil que se inició en el año 1918 en la Universidad Nacional de Córdoba, y "sentó las principales bases del actual sistema universitario Nacional, tales como la autonomía universitaria, el cogobierno, la extensión universitaria, la libertad y periodicidad de las cátedras".

Acompañando el objetivo propuesto por el Gobierno Nacional, podemos repasar el proceso de acceso de las mujeres a los estudios universitarios en Argentina; el cual se dio también en un clima de debate acerca de la educación femenina y de la capacidad que ellas tenían para el conocimiento.
A pesar de que la Constitución de 1853 reconociera los mismos derechos a ambos sexos, no surgió de esto que ellas pudieran ejercer su derecho a la educación superior sin mayores obstáculos.

En 1810, Manuel Belgrano sostenía, en el Correo de Comercio, periódico que fundó hacia fines del Virreinato, que la educación de la mujer era la piedra fundamental de una nueva nación. Belgrano consideró a su vez la necesidad de crear escuelas públicas para niñas.
Belgrano y Rivadavia primero, y más tarde Sarmiento, defendieron la educación de la mujer en un momento en el que la expansión de la educación primaria tenía como objetivo prioritario la construcción de identidades nacionales y la homogeneización de las poblaciones en determinados valores.

En 1830 se empezó a publicar La Aljaba, dedicada al bello sexo femenino, escrito por Petrona  Rosende de Sierra. Este fue el primer periódico femenino de nuestro país y en él se defendió la educación de las mujeres. Aunque sólo llegó a publicar dieciséis números, el impacto de esta publicación fue importante.
En 1878, Sarmiento publicó el artículo "La emancipación de la mujer" en Educación Común. En 1881, Sarmiento dio un paso más a favor de la educación femenina al anunciar en el "Monitor de la Educación" el premio Juana Manso, destinado a "la señorita o señora que mejor lea en un concurso anual". Este premio significaba además un homenaje a Juana Manso, escritora y educadora amiga de Sarmiento, a quien él había confiado en 1859 la dirección de la Escuela Mixta Número 1 y la redacción y distribución de los "Anales de la Educación Común".
Durante la presidencia de Sarmiento, el Congreso de la Nación autorizó en 1869, la creación de Escuelas Normales. La primera se abrió en 1870 en Paraná.
Las escuelas normales se constituyeron en una experiencia exitosa de educación secundaria para las mujeres y prepararon el camino para la demanda de estudios universitarios por parte de ellas.
El centro del problema eran las condiciones planteadas por la revolución industrial y el proceso de urbanización que hacían  replantearse el rol tradicional del trabajo de la mujer" (Cucuzza, 1997).
  • Acceso femenino a las carreras universitarias menores
Dos universidades existían en ese momento en nuestro país: la de Córdoba y la de Buenos Aires, y cuatro orientaciones: Medicina, Derecho, Filosofía y Letras y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. La absoluta mayoría de los estudiantes estaban concentrados en las dos primeras, que eran las de mayor prestigio. En la Facultad de Medicina se ofrecían carreras menores, a las que se podía acceder y/o obtener el título sin haber realizado estudios secundarios y en muchos casos sin siquiera tener estudios primarios completos. Para obtener el título de Odontóloga y de Obstetra, se requería rendir un examen libre.
A partir de 1900, se graduaron en todas las promociones alrededor del 30% de mujeres. Farmacia constituía un título intermedio de la carrera de Medicina.
Para inscribirse se necesitaban estudios secundarios. En el siglo XIX, tres mujeres se recibieron de farmacéuticas y aspiraron luego a Medicina: Elida Passo; Julieta Lanteri, recibida en 1897 y Fanny Bache Banchardt, graduada un año después. Estas dos últimas se recibieron de médicas en el siglo XX.
La primera mujer que en Argentina obtuvo un título de una carrera superior fue Cecilia Grierson, quien ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires poco tiempo después de que Élida Passo lograra hacerlo con un recurso judicial.
Por último agregaremos que, si bien se trató de un fenómeno que puede enmarcarse en un contexto latinoamericano, nuestro país, fue uno de los cinco países latinoamericanos que vieron mujeres en las aulas universitarias durante el siglo XIX.  Este hecho coincidió con el auge de la inmigración, y con el predominio de corrientes de pensamiento positivistas entre nuestros círculos intelectuales.