viernes, 28 de mayo de 2021

Abriendo surcos

Hoy: 28 de mayo se conmemora el día de la “Maestra Jardinera y los Jardines de Infantes” en todo el país, con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de la maestra riojana Rosario Vera Peñaloza, la maestra que creó el primer jardín de infantes de la Argentina. 

Rosario Vera Peñaloza nació en Atiles, La Rioja, el 25 de Diciembre de 1874. Allí se recibió de maestra y después se fue a la ciudad de Paraná, donde se recibió de profesora. Por sus altas calificaciones, al recibirse, le ofrecieron dirigir la escuela normal de Santa Fe, pero ella creía que para ser una verdadera maestra tenía que ejercer el oficio, por eso rechazó el ofrecimiento y se fue a trabajar como maestra de grado en una escuela nocturna de Paraná.

En 1900 regresó a su provincia y realizó una verdadera revolución educativa al crear el primer jardín de infantes del país.  Rosario Vera Peñaloza, creía que la educación pública era la principal herramienta que tenía el pueblo para progresar, y por eso le dedicó toda su vida.

Además, pensaba que las maestras debían ser autodidactas y que tenían que aprovechar todos los materiales a su alcance para armar sus clases. Otras de sus preocupaciones era enseñar oficios y artesanías a los adultos, para que pudieran ganarse la vida.

La historia de la niñez y de la infancia se desdobla en la historia de cada género. En el inicio de la educación argentina, se concibió a la misma con una matriz desplegada por Sarmiento: en el ideal de una familia, donde el niño estaba subordinado a sus padres y docentes.

Sin embargo, también hubo otros niños: “el niño huérfano”, “el niño trabajador”, “el niño desertor escolar”.

Con el tiempo, la infancia fue resignificada como objeto de estado con la voluntad de que: “todos los niños son privilegiados, sin distinciones”.

La participación de los chicos, como personas a las que es preciso escuchar no figura en estos tiempos históricos.

En la actualidad, y en nuestro ámbito específico, se comenzó a desarrollar el Plan Nacional de Jardines Maternales y Paternidad Responsable, con el objeto de compatibilizar las responsabilidades que requieren la actividad profesional y familiar, tanto para hombres como para mujeres, civiles y militares, pertenecientes a las Fuerzas Armadas.

Para llevar adelante este proyecto se creó en el ámbito de la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa, una Comisión para la Implementación del Plan Nacional de Jardines Maternales y Paternidad Responsable para el personal Militar y Civil de las Fuerzas Armadas. 

De este modo, se conformó un Grupo de Trabajo coordinado por la Dirección Nacional de Derechos Humanos e integrado por representantes de las tres Fuerzas, de la Subsecretaría de Coordinación y de las representaciones gremiales, con el objetivo de relevar las necesidades de los hombres y mujeres de las Fuerzas para comenzar a construir, ampliar y/o refaccionar jardines maternales, para niños/as desde los 45 días hasta los 3 años de edad.

En el caso de la Fuerza Aérea, el 25 de febrero de 2010: se reinauguró un jardín materno infantil con nuevas instalaciones. Dicho Jardín Materno Infantil “Rinconcito Aeronáutico”, fue el inicio de una proyección diagramada acorde a las necesidades identificadas por cada una de las Fuerzas Armadas”.

Durante el 2009 se  desarrolló, a través de la Jefatura de Personal de las FFAA, un relevamiento de necesidades entre padres del personal civil y militar, con hijos desde 45 días a 5 años”. De esa encuesta surgió la necesidad de renovar este jardín instalado en la I Brigada Aérea del Palomar, y las instalaciones situadas en el Barrio Militar de Río Gallegos, y de la Guarnición Aérea Córdoba.

El jardín reinaugurado en Palomar brinda asistencia a 118 niños y niñas, 40 de los cuales provienen de las cercanías a la base, y el resto son hijos de personal civil y militar de las Fuerzas.  Sus instalaciones fueron completamente renovadas en estética, pisos y techos, y adecuados los tamaños de muebles y sanitarios a las necesidades de los niños y niñas que asisten al jardín. Cuenta con un amplio Salón de Usos Múltiples y un gran jardín con juegos. También cuenta con una sala de computación para iniciar en esta práctica a niños y niñas desde los 3 años de edad.

La urgencia de contar con estos espacios se vio incrementada por la ausencia dentro de la comunidad de Jardines Maternales próximos a los establecimientos militares.

Durante el 2010 se avanzó con nuevos proyectos de jardines: uno para la Fuerza Aérea en la provincia de Santa Cruz.

La existencia de jardines maternales en el mismo lugar de trabajo  facilita mucho las cosas y propicia la lactancia y el vínculo entre ambos, tan importante para el desarrollo subjetivo y psíquico de ese niño o niña.

A pesar de los avances hacia la equidad de género, la creencia de que las madres deben ser las principales cuidadoras de niños y niñas se encuentra, todavía, arraigada. De hecho, el 75% del cuidado infantil está a cargo de las mujeres, según una investigación de UNICEF, el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).

Mientras la trayectoria de la inserción de los varones en el mercado de trabajo es permanente, la de las mujeres está condicionada por el rol que desempeñan en el hogar (participan menos, lo hacen en jornadas laborales remuneradas más cortas y en puestos de menor calidad).

Es importante añadir también, que la educación comienza a partir de los 45 días con el objetivo de fomentar la socialización y la educación temprana.

Es de destacar el papel de los hombres en la crianza de los niños ya  que “los varones deben participar y colaborar con el cuidado y las decisiones sobre el bebé, dónde dejarlo, al cuidado de quién, etc. También debe apoyar a su compañera para que pueda hacerlo con tranquilidad y sin culpas”

Argentina se ha comprometido en la generación de  políticas públicas de modo que, hombres y mujeres puedan acceder a los mismos derechos; en particular: alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo para permitir que los padres combinen las obligaciones para con la familia con las responsabilidades del trabajo y la participación en la vida pública, especialmente mediante el fomento de la creación y desarrollo de una red de servicios destinados al cuidado de los niños.

La perspectiva educativa en nuestro país, establece como primer eslabón del Sistema Educativo Nacional, al Nivel Inicial, incorporando al mismo, al Jardín Maternal “para niños menores de tres años”, lo que implica su reconocimiento pedagógico. También establece la obligatoriedad del último año del Jardín de Infantes, que responde a un criterio de equidad y democratización educativa; teniendo presente, en este sentido el respeto del ciclo completo del Jardín de Infantes.

martes, 25 de mayo de 2021

Otro soldado con falda!

Doña Pepa, la Federala, fue otro de los soldados con faldas que pasaron a las crónicas gracias a su prolongada actuación en las filas. Llegó a ser alférez graduada de caballería de los ejércitos rosistas.

En 1844 presentó una solicitud de ajuste de sueldos y otorgamiento de premios en razón de los servicios prestados. Declaraba ser viuda del sargento mayor Raimundo Rosa, muerto en 1820 en Cañada de la Cruz.

Ella había servido a la patria desde 1810. En 1839 estuvo Pascual Echagüe, llevando veintiséis voluntarios bajo sus órdenes. Fue bombera en las trincheras de Lavalle donde, al ser descubierta, la raparon y sentenciaron a muerte, logrando escapar. 


Participó en la batalla de Sauce Grande, librada entre fuerzas de Lavalle y Echagüe. Allí fue herida y conducida a Paraná, de donde pudo pasar a la provincia de Buenos Aires, incorporándose al regimiento mandado por Vicente González, apodado “Carancho del Monte”, que participó en la campaña de Oribe contra Lavalle.
En Quebracho Herrado, donde Oribe fue vencedor, Josefa, convaleciente de sus heridas, se hizo cargo del hospital de sangre. Continuó hasta la derrota de Lavalle en Famaillá y posteriormente   se trasladó a Buenos Aires, desde donde dirigió a Rosas la nota mencionada, que firmaba “Doña Pepa la Federala”.

A propósito de este personaje, el general José María Sarobe, en su libro Urquiza, apunta que “las mujeres soldados acompañaron en gran número a los ejércitos de Rosas, siendo ardientes propagandistas del sistema encarnado en la persona del “Ilustre Restaurador de las Leyes”, cuya causa sirvieron siempre con fe ciega y devoción religiosa.
 Algunas de estas mujeres, astutas y hábiles, familiarizadas con la vida militar y hechas a sus riesgos y penurias, hacían de “bomberas” introduciéndose en los campamentos del enemigo y seduciendo a la tropa para propalar noticias falsas o rumores alarmantes, conseguir así la deserción y conmover la moral de los hombres.

Algunas de ellas rivalizaron con los soldados en el desempeño de los deberes militares y, por su actuación distinguida en acciones de guerra o misiones arriesgadas, obtuvieron grados de oficial.”
“No eran así seguramente –son conceptos del general Paz en sus Memorias- los ejércitos que mandaba el general Belgrano y últimamente nos ha dado ejemplo Urquiza, que hizo su invasión a Corrientes en 1846 sin llevar en su ejército una sola mujer.” En efecto, la orden del día 28 de junio de 1843, en su artículo 2º decía: “Se previene al ejército que no podrá seguirle ninguna mujer, bajo ningún pretexto”. Sin embargo, el propio Paz debió admitir después de Caaguazú que, mortificadas sus tropas por el calor y la falta de agua, fueron las mujeres las que se encargaron espontáneamente de esta operación (transportar agua a la línea de guerrillas),
“y aunque habían pasado muchas contraviniendo mis órdenes, pues las había mandado quedar al otro lado del río Corrientes, tuve que capitular y permitirles seguir en su utilísima operación.”

Sarmiento también opinó sobre la presencia femenina en las filas: “Las mujeres–decía-, lejos de ser un embarazo en las campañas eran por el contrario el auxiliar más poderoso para el mantenimiento, disciplina y servicio de las montoneras. Sirven en los ejércitos para hacer de comer a los soldados, repararles sus vestidos, cargar las provisiones y equipos, guardar las caballadas durante el combate y aumentar la línea o fingir reservas cuando es necesario.
Su inteligencia, su sufrimiento y su adhesión sirven para mantener fiel al soldado, que no puede desertar o no quiere teniendo en el campo todo lo que ama.

Fructuoso Rivera no deja jamás a las mujeres de los soldados atrás. Es el padrino de todos los nacidos y el compadre de todos sus jefes y soldados. Las mujeres vestían uniforme, más completo que el de los hombres, por cuanto servían de almacén, de depósito para transportarlos.

El general Lavalle estuvo alojado ocho días en la estancia del doctor Vélez. Tenía ciento veintiséis mujeres en su regimiento, todas con morriones de penacho rojo, altos como se usaban entonces y tan completamente equipadas, que formaban a la izquierda del regimiento con la mayor compostura.” Aclaraba además Sarmiento: “En Caseros cayó prisionera la chusma del cacique Catriel, pues los indios, de quienes nos viene esta costumbre, llevan sus mujeres y ocupan éstas la retaguardia con sus caballos.”[1]




[1] Sosa de Newton L. (2006) Las mujeres en los ejércitos argentinos. Las Mujeres y sus Luchas en la Historia Argentina. Bs.As. pag-26/27