viernes, 18 de agosto de 2023

Éxodo y Mujeres Jujeñas

El Éxodo Jujeño fue la retirada hacia Tucumán  cumpliendo parcialmente la orden de evacuación hasta Córdoba impartida por el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El Ejército del Norte emprendió el éxodo, comandado por el general Manuel Belgrano, y la población de San Salvador de Jujuy.

El pueblo abandonó completamente la ciudad y sus campos— como respuesta estratégica ante el avance del Ejército Realista proveniente desde el Alto Perú. La acción de los jujeños de 1812 constituyó un gran acto de heroísmo colectivo que permitió las derrotas posteriores de los españoles.

A pesar de su escasa población el actual territorio de la provincia de Jujuy era importante ya que marcaba el final del camino carretero de tránsito en dirección Sur-Norte entre el Río de La Plata y Potosí. La región se convirtió así en un paso obligado reuniendo una gran cantidad de transeúntes.
Los alrededores de la zona minera potosina se disputaron a tal punto que el territorio jujeño vivió las guerras independentistas durante 15 años, desde la llegada del Ejército Auxiliar del Norte hasta la liberación del Alto Perú en agosto de 1825 convirtiéndose en una de las regiones más convulsionadas en la época. 1

Es como si Jujuy llevara en su historia el  ADN de habernos dado parte de  la libertad republicana. Una libertad que después se desarrolló pero siempre tiene un comienzo, y comenzó con Belgrano  y con héroes anónimos, diezmados.

El Éxodo Jujeño (Museo Histórico Provincial de Jujuy)
También comenzó con las mujeres que acompañaron el éxodo, cada una en su posibilidad como las famosas "chicheras" y las perspicaces espías del ejército. 

No es que las mujeres se encuentren completamente invisibilizadas en los documentos de la época. Están, aunque no siempre, y el gran reto es poder encontrarlas, a contrapelo del relato de la historia, desbrozando el fárrago de prejuicios y visiones androcéntricas que no nos dejaban o nos impedían contemplarlas en toda su plenitud y libertad.

El primer obstáculo fue la escasez de fuentes que nos suministren información acerca de sus vidas, sus pensamientos y sus luchas. Esto es así en todo el mundo pero el caso de Jujuy es particularmente dramático pues parte de sus archivos se han perdido o destruido.

Bartolomé Mitre, reconoce la actuación de las mujeres en unas pocas circunstancias del proceso independentista, aunque las más de las veces en forma contradictoria.

Al hablar de los preparativos para la retirada de agosto de 1812 en Jujuy, señala que el general Belgrano “levantó de tal modo el espíritu abatido de la población que hasta las mujeres se ocupaban en construir cartuchos y en animar a los hombres”.

El éxodo jujeño es recordado con gran estima por los habitantes de Jujuy, que cada 23 de agosto conmemoran el mismo.

La acción de los hombres y mujeres jujeños de 1812 constituyó un gran acto de heroísmo colectivo que permitió las derrotas posteriores de los españoles.



1. Gomez Carina.  Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
https://www.eltribuno.com/jujuy/nota/2016-8-25-1-30-0-las-jujenas-del-exodo-fueron-las-madres-de-la-patria-de-una-nobleza-inmensa.
https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89xodo_Juje%C3%B1o.

lunes, 14 de agosto de 2023

Identidad y Pertenencia


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                                                                 Foto: http://esfacba.com/page/7

La profesión militar es una profesión de relaciones humanas, con características propias; ya que no puede ser ejercida individualmente.

La conducta de la organización militar es la sumatoria del obrar de cada una de las personas que pertenecen a las Fuerzas Armadas, conformando para la organización un concepto de identidad y para las personas un sentimiento de pertenencia. 

Esta visión compartida se materializa a partir de subordinar las particularidades de cada uno de los escalafones, especialidades, servicios y cualquier otra de las tantas divisiones para el trabajo y de la estructura de la organización, a favor de un objetivo común que los integra. 

Las mujeres no han estado ausentes de las Fuerzas Armadas. Una de las imágenes más fuerte, que aprendemos en la escuela primaria, es la de las damas mendocinas, trabajando junto con Remedios de Escalada para confeccionar la Bandera de Los Andes para la campaña de su esposo el General San Martín y colaborando con la donación de sus joyas personales para contribuir a aprovisionar al Ejército. Es decir que, la participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas ha sido tradicionalmente el de las esposas de los hombres que integran las Fuerzas .

Históricamente se les han asignado roles muy específicos y se han delimitado cuidadosamente sus funciones y sus espacios. Han ejercido una función diferenciada y de complementariedad.

Lo que es visibilizado como dificultad o conflicto se presenta cuando las mujeres comienzan a manifestar su deseo de desarrollar trabajos que no les sean asignados en función de su sexo, sino de acuerdo a un desempeño profesional.
Como consecuencia, la división sexual del trabajo, que otrora integrara el mundo de las familias militares íntimamente a la institución, debe ahora dar lugar a una división del trabajo basada en la especialización y en la profesionalización. 

Se trata de un cambio de cosmovisión, y como tal no desconcierta solamente a los hombres, sino a hombres y a mujeres sin dejar de tener en cuenta que esta innovación perturba de manera diferente a distintas mujeres y a distintos hombres de acuerdo a sus trayectorias sociales, sus personalidades, y sobre todo por el lugar que cada uno ocupe en la configuración de la institución, teniendo en cuenta también que, desde siempre la guerra se ha asociado a la virilidad y la paz a la feminidad. Por tal razón, tradicionalmente y en todas partes, la guerra ha sido función de los hombres y las mujeres han sido excluidas del manejo de las armas.

Para el caso de Europa, Michelle Perrot [1] , muestra que, contrariamente a lo que podría pensarse, el ámbito militar ha sido el menos resistente de los tres espacios más férreos a la presencia femenina, y esto se debe a la profesionalización de los ejércitos.
En Argentina, el Ministerio de Defensa,  ha sido pionero y ejemplo para la región en cuanto a la aplicación de políticas con perspectiva de género.

Las “relaciones de género”, como toda relación humana, involucran interacciones complejas que son exclusivas de un período histórico y deben examinarse desde un punto de vista empírico. 
Por lo tanto, se ha hecho necesario más que sumar mujeres y/o “el tema género” revisar valores centrales de la institución para afianzar la presencia y pertenencia de hombres y mujeres de armas a la misma. [2]



[1] Historiadora francesa, profesora emérita de historia en la Universidad Paris-Diderot. Es pionera del estudio de la historia de las mujeres en Francia.
[2] Masson Laura. Género y Fuerzas Armadas: Algunos análisis teóricos y prácticos. Ministerio de Defensa. Fundación Friederich Ebert.

Masson Laura. Doctora en Antropología Social por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Profesora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín. Directora del Programa Permanente de Estudios de la Mujer de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN. Miembro del Consejo de Políticas de Género del Ministerio de Defensa de la Nación. Durante el año 2008 fue Investigadora del Observatorio Sociocultural de la Defensa (Ministerio de Defensa) en el proyecto Condiciones sociales y culturales de desarrollo de la profesión militar en Argentina. Autora de los libros: La Política en Femenino. Género y Poder en la provincia de Buenos Aires (2004). Feministas en Todas Partes. Una etnografía de espacios y narrativas feministas en Argentina. (2008).