viernes, 9 de junio de 2023

LA CAPITANA MENDIGA

Muy nombradas y poco conocidas son «las niñas de Ayohúma», que asistieron al ejército derrotado de Belgrano, en Vilcapugio y Ayo huma, en actual territorio boliviano.
Una de ellas deambulaba dos décadas después por la Plaza de la Victoria y las Iglesias del centro de Buenos Aires. Al verla, el general Juan José Viamonte, le preguntó su nombre.
María Remedios del Valle, respondió.


Es ‘La Capitana’, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína! Exclamó Viamonte. Condolido de su suerte le gestionó una pensión que no prosperó. El proyecto fue tratado en la Legislatura, pero algunos Diputados pidieron informes y alegaron que Buenos Aires no podía recompensar por servicios prestados a la Nación. Entonces Viamonte expresó:
«Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna… Esta mujer es realmente una benemérita. Es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de bala, y lleno también de las cicatrices por los azotes recibidos de los enemigos, y no se debe permitir que deba mendigar como lo hace».
El doctor Tomás de Anchorena, quien había sido secretario del general Belgrano en la campaña del Alto Perú, dijo:
«Era la única persona de su sexo a quien el riguroso Belgrano permitía seguir la campaña del ejército, cuando eran tantas las que lo intentaban. Todos la elogiaban por su caridad, por los cuidados que prodigaba a los heridos y mutilados, y por su voluntad esforzada de atender a los que sufrían. Su misma humildad es lo que más la recomienda».
Se acordó reconocerle un sueldo, crear una comisión que redactase y publicase su biografía y diseñase un monumento en gratitud a sus servicios. Nada de eso ocurrió. María Remedios murió en la miseria.



María Remedios del Valle, argentina, afrodescediente,   había actuado como auxiliar en las Invasiones Inglesas y tras la Revolución de Mayo acompañó como auxiliar y combatiente al Ejército del Norte durante toda la guerra de Independencia de la Argentina lo que le valió el tratamiento de «capitana» y de «Madre de la Patria» y, al finalizar sus días, el rango de sargento mayor del Ejército.
En la Revista Crónica Histórica Argentina Nº 18 del año 1968, bajo el título “Anciana y Mendiga” se lee el siguiente artículo:

Deambulando por la Plaza de la Victoria, o en los atrios de San Francisco, San Ignacio o Santo Domingo, podía verse en 1827 a una anciana mendiga, de tez morena; al pasar a su lado, se la oía pedir limosna con voz cascada y débil. Se alimentaba con los restos de comida y el pan que le daban en los conventos.

María nunca cobró un centavo, ni tuvo biografía ni monumento. El expediente que contiene el decreto aprobado por unaminidad quedó sepultado en alguna pila de papeles y nunca fue despachado.

La heroína siguió mendigando y murió en la miseria.

Al menos una Niña de Ayohúma tiene nombre: María Remedios del Valle y un rango figurativo: La Capitana. Pero, cruel destino, fue una mendiga más en el Buenos Aires que ajeno a su entrega, le dio la espalda. Sea este recuerdo una flor para su memoria.[1]