La figura de San Martín tiene el
primer lugar dentro de la versión de la historia que ha circulado en las
escuelas argentinas, a través de las cuales se ha conformado la identidad de
muchos de los ciudadanos de América latina. A San Martín se lo ha considerado Padre
de la Patria, fundamentalmente a través de la ingente obra de Bartolomé
Mitre[1], Historia
de San Martín y de la emancipación americana y de la de Ricardo
Rojas[2], El
santo de la espada.
Haciendo un poco de memoria, recordaremos que,
con 34 años, en 1812, habiendo
alcanzado el grado de Teniente Coronel retornó a Buenos
Aires, donde se puso al servicio de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo (que hoy
lleva su nombre), el cual logró el triunfo en el Combate de San Lorenzo. Más tarde se le
encargó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo
del General Manuel Belgrano.
Allí concibió su plan continental, comprendiendo
que el triunfo patriota en la guerra de la independencia hispanoamericana sólo se
lograría con la eliminación de todos los núcleos realistas que eran los centros de poder leales a
mantener el sistema colonial en América.[3]
Estos datos históricos han promovido una
determinada representación del General José de San Martín. A través de la
búsqueda, la lectura, la escritura, la oralidad, se posibilita el abordaje
sobre distintas representaciones que tenemos, a veces parciales, de personas o
hechos.
Así, nos aproximamos a ciertas conceptualizaciones,
y explicaciones de discursos específicos de las ciencias sociales para
comprender algunas alternativas y no todas, de la vida en sociedad en un tiempo y en un
espacio determinado. [4]
De este modo construimos un
sistema de representaciones por el cual se construye nuestra identidad. Es una
representación mental que nosotros como sociedad tenemos sobre nosotros mismos.
Para estudiar el tema sobre el
conjunto de representaciones o imaginario social podríamos considerar dos ejes de análisis: el social, en cuanto a la
memoria que nos brindan diferentes fuentes, y por otro lado, la cultura —en
especial la educación— en cuanto, saber que pensamiento se gestó para ilustrar
profundamente el ambiente y las acciones.
Considerar estas cuestiones
supone aproximarnos al contexto que contuvo su vida.
Hoy presentamos esa perspectiva,
desde el eje cultural: la del hombre, su acción humana, porque “saber solamente
que venció en San Lorenzo, en Chacabuco y en Maipú es soslayar quién fue y qué fuerzas morales y
públicas representaba a la hora de esas batallas (…).”[5]
Una imagen muy difundida, es por
ejemplo, la que presenta a San Martín, lejos de la patria que lo vio nacer y por la
cual luchó, la de un hombre que se dedicó al cuidado de su única hija, como él
mismo la llamaba: “la infanta mendocina”.[6]
San Martín, también junto a otros
destacados de nuestra historia, se preocupó por la educación y, a modo de
ejemplo, se cita una circular que narró para los maestros mendocinos,
destacando nuevamente el valor de la educación para construir un
país basado en principios de igualdad y libertad.
Se dirige a esos maestros en los
siguientes términos: “La educación formó el espíritu de los hombres. La
naturaleza misma, el genio, la índole, ceden a la acción frente a este
admirable resorte de la sociedad (…) La libertad, ídolo de los pueblos libres
(…) El destino del preceptor de primeras letras que usted ocupa le obliga
íntimamente a suministrar estas ideas a sus alumnos. Recuerde usted que esos
tiernos renuevos, dirigidos por manos maestras, formarán algún día una nación
culta, libre y gloriosa. El gobierno le impone el mayor esmero y vigilancia en
inspirarles el patriotismo y virtudes cívicas, haciéndoles entender en lo
posible que ya no pertenecen al suelo de una colonia miserable, sino a un
pueblo libre y virtuoso (…).”[7]
Desde el año 1956, se había establecido a nivel nacional, el Día
del Padre, en homenaje al Padre de la Patria, General José de San Martín; en el
día del nacimiento de su hija Merceditas.
El proyecto de Ley presentado por
Expediente Nº S-1834/12, instituyendo como "Día del Padre" el 24 de
agosto, que se conmemoraría el tercer domingo de agosto de cada año ha perdido
estado parlamentario por no haber recibido tratamiento durante dos años.
Para beneplácito de muchos de
nosotros, el mismo fue reproducido el 29 de mayo de 2014 por expediente Nº
S-16136/14, quedando a la espera de su tratamiento.
Cabe destacar que en la única
provincia que se celebra esta fecha es la de Mendoza y en el Partido de General
San Martín - Provincia de Buenos Aires por Resolución (Expíe. Nº 394-CC-2008) se
instituyó el mismo día: 24 de agosto de cada año, como DÍA DEL PADRE ARGENTINO[8]
En 1825 José de San Martín
redactó once máximas para su hija Mercedes Tomasa de San Martín, que tenía
entonces 9 años. Quiso de esta manera contribuir a que Merceditas (que 2 años
antes había quedado huérfana de madre) lograra alcanzar la felicidad en su
vida.
Las «Máximas para mi hija»
[1] Bartolomé
Mitre (Ciudad de Buenos Aires, 26 de junio de 1821 - 19 de enero de 1906) fue un político, militar, historiador,escritor, periodista y estadista argentino; gobernador de la Provincia de Buenos
Aires y Presidente de la Nación Argentina entre1862 y 1868.
[2] Ricardo
Rojas (San Miguel de Tucumán, 16
de septiembre de 1882 – Buenos
Aires, 29 de julio de 1957) fue un periodista
y escritor argentino. Provenía de una de las familias más influyentes
de Santiago del Estero, donde su padre
fue gobernador.
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_San_Mart%C3%ADn
[4]http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/sistemaeducativo/educprimaria/destacado/17deagosto/efemeride_17deagosto2009segundo_ciclo_propuestas.pdf
[5]
Capdevila, Arturo, El Pensamiento Vivo de San Martín, 3ra., Buenos Aires,
Losada, 1945, p. 15.
[6] Secretaría
General, Organización de los Estados Americanos, Op. Cit., p. 8.
[7] Ibídem,
pp. 31 y 32.
[8] http://www.diadelpadre.org