La profesión militar es una profesión de relaciones humanas, con características propias; ya que no puede ser ejercida individualmente.
La conducta de la organización militar es la sumatoria del obrar de cada una de las personas que pertenecen a las Fuerzas Armadas, conformando para la organización un concepto de identidad y para las personas un sentimiento de pertenencia.
Esta visión compartida se materializa a partir de subordinar las particularidades de cada uno de los escalafones, especialidades, servicios y cualquier otra de las tantas divisiones para el trabajo y de la estructura de la organización, a favor de un objetivo común que los integra.
Las mujeres no han estado ausentes de las Fuerzas Armadas. Una de las imágenes más fuerte, que aprendemos en la escuela primaria, es la de las damas mendocinas, trabajando junto con Remedios de Escalada para confeccionar la Bandera de Los Andes para la campaña de su esposo el General San Martín y colaborando con la donación de sus joyas personales para contribuir a aprovisionar al Ejército. Es decir que, la participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas ha sido tradicionalmente el de las esposas de los hombres que integran las Fuerzas .
Históricamente se les han asignado roles muy específicos y se han delimitado cuidadosamente sus funciones y sus espacios. Han ejercido una función diferenciada y de complementariedad.
Lo que es visibilizado como dificultad o conflicto se presenta cuando las mujeres comienzan a manifestar su deseo de desarrollar trabajos que no les sean asignados en función de su sexo, sino de acuerdo a un desempeño profesional.
Como consecuencia, la división sexual del trabajo, que otrora integrara el mundo de las familias militares íntimamente a la institución, debe ahora dar lugar a una división del trabajo basada en la especialización y en la profesionalización.
Se trata de un cambio de cosmovisión, y como tal no desconcierta solamente a los hombres, sino a hombres y a mujeres sin dejar de tener en cuenta que esta innovación perturba de manera diferente a distintas mujeres y a distintos hombres de acuerdo a sus trayectorias sociales, sus personalidades, y sobre todo por el lugar que cada uno ocupe en la configuración de la institución, teniendo en cuenta también que, desde siempre la guerra se ha asociado a la virilidad y la paz a la feminidad. Por tal razón, tradicionalmente y en todas partes, la guerra ha sido función de los hombres y las mujeres han sido excluidas del manejo de las armas.
Para el caso de Europa, Michelle Perrot [1] , muestra que, contrariamente a lo que podría pensarse, el ámbito militar ha sido el menos resistente de los tres espacios más férreos a la presencia femenina, y esto se debe a la profesionalización de los ejércitos.
En Argentina, el Ministerio de Defensa, ha sido pionero y ejemplo para la región en cuanto a la aplicación de políticas con perspectiva de género.
Las “relaciones de género”, como toda relación humana, involucran interacciones complejas que son exclusivas de un período histórico y deben examinarse desde un punto de vista empírico.
Por lo tanto, se ha hecho necesario más que sumar mujeres y/o “el tema género” revisar valores centrales de la institución para afianzar la presencia y pertenencia de hombres y mujeres de armas a la misma. [2]
[1] Historiadora francesa, profesora emérita de historia en la Universidad Paris-Diderot. Es pionera del estudio de la historia de las mujeres en Francia.
[2] Masson Laura. Género y Fuerzas Armadas: Algunos análisis teóricos y prácticos. Ministerio de Defensa. Fundación Friederich Ebert.
Masson Laura. Doctora en Antropología Social por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Profesora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín. Directora del Programa Permanente de Estudios de la Mujer de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN. Miembro del Consejo de Políticas de Género del Ministerio de Defensa de la Nación. Durante el año 2008 fue Investigadora del Observatorio Sociocultural de la Defensa (Ministerio de Defensa) en el proyecto Condiciones sociales y culturales de desarrollo de la profesión militar en Argentina. Autora de los libros: La Política en Femenino. Género y Poder en la provincia de Buenos Aires (2004). Feministas en Todas Partes. Una etnografía de espacios y narrativas feministas en Argentina. (2008).
La conducta de la organización militar es la sumatoria del obrar de cada una de las personas que pertenecen a las Fuerzas Armadas, conformando para la organización un concepto de identidad y para las personas un sentimiento de pertenencia.
Esta visión compartida se materializa a partir de subordinar las particularidades de cada uno de los escalafones, especialidades, servicios y cualquier otra de las tantas divisiones para el trabajo y de la estructura de la organización, a favor de un objetivo común que los integra.
Las mujeres no han estado ausentes de las Fuerzas Armadas. Una de las imágenes más fuerte, que aprendemos en la escuela primaria, es la de las damas mendocinas, trabajando junto con Remedios de Escalada para confeccionar la Bandera de Los Andes para la campaña de su esposo el General San Martín y colaborando con la donación de sus joyas personales para contribuir a aprovisionar al Ejército. Es decir que, la participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas ha sido tradicionalmente el de las esposas de los hombres que integran las Fuerzas .
Históricamente se les han asignado roles muy específicos y se han delimitado cuidadosamente sus funciones y sus espacios. Han ejercido una función diferenciada y de complementariedad.
Lo que es visibilizado como dificultad o conflicto se presenta cuando las mujeres comienzan a manifestar su deseo de desarrollar trabajos que no les sean asignados en función de su sexo, sino de acuerdo a un desempeño profesional.
Como consecuencia, la división sexual del trabajo, que otrora integrara el mundo de las familias militares íntimamente a la institución, debe ahora dar lugar a una división del trabajo basada en la especialización y en la profesionalización.
Se trata de un cambio de cosmovisión, y como tal no desconcierta solamente a los hombres, sino a hombres y a mujeres sin dejar de tener en cuenta que esta innovación perturba de manera diferente a distintas mujeres y a distintos hombres de acuerdo a sus trayectorias sociales, sus personalidades, y sobre todo por el lugar que cada uno ocupe en la configuración de la institución, teniendo en cuenta también que, desde siempre la guerra se ha asociado a la virilidad y la paz a la feminidad. Por tal razón, tradicionalmente y en todas partes, la guerra ha sido función de los hombres y las mujeres han sido excluidas del manejo de las armas.
Para el caso de Europa, Michelle Perrot [1] , muestra que, contrariamente a lo que podría pensarse, el ámbito militar ha sido el menos resistente de los tres espacios más férreos a la presencia femenina, y esto se debe a la profesionalización de los ejércitos.
En Argentina, el Ministerio de Defensa, ha sido pionero y ejemplo para la región en cuanto a la aplicación de políticas con perspectiva de género.
Las “relaciones de género”, como toda relación humana, involucran interacciones complejas que son exclusivas de un período histórico y deben examinarse desde un punto de vista empírico.
Por lo tanto, se ha hecho necesario más que sumar mujeres y/o “el tema género” revisar valores centrales de la institución para afianzar la presencia y pertenencia de hombres y mujeres de armas a la misma. [2]
[1] Historiadora francesa, profesora emérita de historia en la Universidad Paris-Diderot. Es pionera del estudio de la historia de las mujeres en Francia.
[2] Masson Laura. Género y Fuerzas Armadas: Algunos análisis teóricos y prácticos. Ministerio de Defensa. Fundación Friederich Ebert.
Masson Laura. Doctora en Antropología Social por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Profesora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín. Directora del Programa Permanente de Estudios de la Mujer de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN. Miembro del Consejo de Políticas de Género del Ministerio de Defensa de la Nación. Durante el año 2008 fue Investigadora del Observatorio Sociocultural de la Defensa (Ministerio de Defensa) en el proyecto Condiciones sociales y culturales de desarrollo de la profesión militar en Argentina. Autora de los libros: La Política en Femenino. Género y Poder en la provincia de Buenos Aires (2004). Feministas en Todas Partes. Una etnografía de espacios y narrativas feministas en Argentina. (2008).