Todos estamos familiarizados con el estereotipo de que se supone que los varones sean más analíticos, lógicos y reflexionen al pensar; mientras que las mujeres son más emotivas, e intuitivas (Moursund, 1976)[1].
http://www.eleconomistaamerica.com.ar/politica-eAm-ar/noticias/5215835/10/13/Argentina-presenta-un-nuevo-avion-de-entrenamiento-avanzado-y-ataque-ligero.html |
Estas diferencias no se notan en niños con menos de 9 años de edad. Por lo tanto, es posible que dichas diferencias cognoscitivas de género se aprendan, parcialmente, una vez que el niño avanza en edad. No obstante, la obra de Dawson (1972), también sugiere que los niveles de andrógeno prenatal en el cerebro ocasionan que el hombre cuente con mayores capacidades cognoscitivas espaciales y numéricas.
Otra manera de analizar estas diferencias
cognoscitivas entre los géneros es que el mismo estilo cognoscitivo tiene
implicaciones diferentes para el hombre y la mujer. Moursund explica este punto
de la siguiente manera:
Es decir, un estilo o patrón de preferencia
que sea útil o se adapte o facilite el aprendizaje entre los hombres podría
tener un resultado opuesto entre las mujeres ya sea por motivos culturales o en
virtud de los resultados interactivos de otras variantes relacionadas con el
género.
Durante los primeros años, a las niñas se les
recompensa por ciertos comportamientos por los cuales se castigaría a los
niños. Por otra parte, un determinado estilo cognoscitivo podría ser más útil
para hacer una tarea más “masculina” versus una tarea más “femenina”.
Moursund explica que hay diferencias en la
manera cómo piensan el hombre y la mujer, pero que dichas diferencias no serían
significativas en el ámbito cognoscitivo. Un género puede tener más
inclinación para llevar a cabo un tipo de tarea, pero eso de ninguna manera
excluye al otro género de hacer la misma tarea igual o mejor.
En un promedio, las niñas tienden a tomar
clases de música, arte y literatura mientras que los niños prefieren tomar
clases de matemática y ciencias. En la escuela primaria, los niños por lo
regular tienen calificaciones más altas en las pruebas de matemática, mientras
que las niñas obtienen mejores calificaciones en las pruebas de comprensión del
lenguaje. Pero, en general, las niñas tienen mejores calificaciones que los
niños (Goodwing y Klausmeier, 1966). Por lo tanto, por algún motivo u otro, parece
que cada género tiene asignado tareas cognoscitivas en las que se supone sean
mejores, pero no podemos probar que cualquiera de los géneros es
exclusiva o significativamente mejor que el otro en cualquier tarea
cognoscitiva.
¿Por qué hay menos participantes
femeninas en los experimentos que tienen que ver con el vuelo y las destrezas
necesarias para las carreras de vuelo?
Puede haber
muchas variantes no relacionadas que inciden, pero hay tres razones que ofrecen
una explicación acertada.
Primero, no fue sino hasta la Segunda guerra mundial que la mujer comenzó
a participar en la aviación militar. Además, recientemente se le autorizó a la
mujer a que volara aviones de combate. En cambio, el hombre ha participado en
carreras de vuelo desde que los hermanos Wright construyeron su primer avión.
Segundo, la mujer tiende a sobresalir y participar en estudios relacionados con
las humanidades (literatura y arte) que no necesariamente son conducentes a las
carreras de aviación.
Por último, hay menos mujeres en nuestra sociedad que desean
desempeñar carreras de aviación, la mayoría de las mujeres participan en otras
carreras que no están relacionadas con la aviación.
Investigaciones efectuadas por Carretta en el
campo de las diferencias entre los géneros y el rendimiento de vuelo no
produjeron ninguna base para crear un plan de estudio para cada género.
Un estudio realizado por
Carretta y Malcolm Ree en la Base Aérea Brooks tuvo que ver con la adquisición
de destrezas de piloto de hombres y mujeres. 3,369 hombres oficiales de la USAF
y 59 mujeres oficiales de la USAF fueron observados mientras completaban 53
semanas de capacitación básica para pilotos desde 1981 hasta 1993.
Los resultados mostraron
que las participantes femeninas leyeron las lecciones una y dos veces más
despacio que los participantes masculinos.
En otro estudio, A Preliminary
Evaluation of Casual Models of Male and Female Acquisition of Pilot Skills,Carretta
descubrió que “las diferencias medias del grupo en pruebas verbales y
cuantitativas, las medidas de "g" [capacidad cognoscitiva general]
favorecieron a la mujer. La opuesto es cierto para las pruebas de conocimiento
del trabajo” (1997). Por lo tanto, Carretta asevera que cada género trae
consigo aptitudes a la cabina, no obstante, ninguno de los géneros ha probado
rendir significativamente mejor o peor en las destrezas relacionadas con las
tareas de vuelo.
A causa del muestreo pequeño de mujeres, los
resultados fueron experimentales, pero útiles. Los resultados revelaron que la
capacidad cognoscitiva general (g) tenía una influencia directa en la
adquisición de conocimiento del trabajo; sin embargo, g tenía un resultado
indirecto en las destrezas de vuelo en sí.
La influencia de g fue más fuerte en el
muestreo de mujeres que en el de los hombres. Además, la relación entre
conocimiento previo del trabajo y rendimiento de vuelo fue más fuerte para la
mujer que para el hombre.
Las destrezas de vuelo iniciales
influenciaron, en gran medida, las destrezas de vuelo posteriores para ambos
géneros. El estudio concluyó que, “No se puede sustentar el contar con planes
de estudio para cada género” (Carretta y Ree, 1997).
¿Qué significa todo esto en la
cabina?
La formación de pilotos y el vuelo en sí exigen un entendimiento cabal de la matemática y una cognición espacial fuerte.
En general, el hombre, por cualquier razón,
por lo regular cuenta con más experiencia en estos campos que la mujer, antes
de la formación para pilotos. Pero la mujer es completamente capaz de aprender
las destrezas necesarias para volar—su género no socava su capacidad para
aprender los conceptos necesarios. La única diferencia podría radicar en que
ciertos individuos (hombres o mujeres) tendrían que trabajar más arduamente que
sus colegas para entender los conceptos que se presentan durante el vuelo, pero
esto es cierto en toda disciplina. Para entender mejor la posibilidad de las
diferencias cognoscitivas en los aspectos que son importantes para el vuelo, se
deben llevar a cabo más investigaciones con respecto a las diferencias entre el
hombre y la mujer en aquellos temas cognoscitivos exactos que tengan que ver
con el vuelo.
Resumen de la Documentación
Este resumen revela que hay algunas diferencias entre el hombre y la
mujer que podrían incidir en las destrezas de vuelo y en el rendimiento.
De hecho, la composición del cuerpo de la mujer es distinta a la del
hombre y se deben investigar más a fondo algunos aspectos de comportamiento
relacionados con la mujer en la cabina.
Muchos opinan que la mujer y el hombre piensan
distinto y que la mujer tiende a seleccionar carreras en las artes y las
ciencias sociales, mientras que el hombre tiende a seleccionar carreras en los
campos de la ingeniería. No obstante, se ha comprobado mediante investigaciones
que éstas son tan sólo generalizaciones (Carretta y Ree, 1997). No hay una
verdadera diferencia entre la inteligencia del hombre y la de la mujer.
Cualquiera de los géneros es capaz de lograr cualquier tarea cognoscitiva.
Hasta la fecha, datos de investigaciones han revelado que no hay motivo para
excluir a la mujer de la cabina por cualquiera de los puntos antes tratados.
[1] Moursund
es Profesora Emérita, Asesora del Programa de Psicología de la Universidad de
Oregon. También ha mantenido una práctica privada en psicoterapia en
Oregon. Ha sido autora y co-autora de varios libros en el campo de la
psicoterapia y la investigación estadística en la psicología, y es la fundadora
del Centro de Consejería de la Comunidad en Eugene. Moursund,
Janet. Learning and the Learner (El aprendizaje y el que aprende). California:
Brooks/Cole Publishing Company, 1976.