En 1881
Sarmiento había fundado la revista El Monitor de la Educación,
que se publicó ininterrumpidamente hasta 1949. Fue, durante muchos años, el
vínculo comunicante entre el Ministerio de Educación y los docentes argentinos.
Editada mensualmente, buscó ser la voz autorizada de la pedagogía y la
enseñanza, acompañando la tarea de los maestros, ayudándolos a actualizar
estrategias pedagógicas, difundiendo una concepción educativa, y marcando el
rumbo que debían seguir las escuelas.
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En el año
2004 la revista vuelve a relanzarse con ese objetivo inicial de "ser un
enlace en una red de vínculos entre el Ministerio y los docentes, entre los
docentes de las diferentes regiones del país, entre las escuelas y los
supervisores, entre los referentes comunitarios y los responsables de la
administración"; y también "un espacio fértil para debatir ideas e
iniciativas que nos ayuden a recuperar los niveles educativos que fueron orgullo
de todos y que permitieron a generaciones de argentinos de los orígenes más
diversos, integrarse social y culturalmente y contribuir al desarrollo de la
patria".
Otra personalidad emblemática del quehacer educativo ha
sido Juana Manso, quién superando prejuicios y cánones de su época,
promovió un modelo educativo integral asociado a la libertad y a la igualdad
como motores de desarrollo social.
Juana se
interesó por mejorar la vida de los niños y las niñas de su época, cuando la
mayoría de las personas no sabían leer ni escribir y las pocas escuelas que
existían eran para los hijos de las familias ricas. Ella, estaba convencida que
las escuelas debían ser lugares alegres, luminosos y limpios. Que al niño había
que despertarle el interés por aprender a través del buen trato, del ejemplo,
del juego y del amor… Y que ser maestro
era una de las profesiones más bellas e importantes para un país.[2]
Afortunadamente,
Juana Manso conoció a Sarmiento, que la respaldó nombrándola directora de una
escuela para niños y niñas. Se hicieron amigos, compartieron ideas, sueños y un
carácter fuerte que no se detenía frente a las adversidades.
Desde
entonces Juana se dedicó totalmente a la educación. Enseñó; dirigió una escuela
para ambos sexos; desarrolló nuevos planes de estudio en varias escuelas;
supervisó y mejoró la labor de los maestros; promovió la creación de jardines
de infantes; creó bibliotecas populares; ofreció charlas; tradujo obras de
educación, y escribió el primer libro de
lectura de historia argentina para escuelas: el Compendio de la historia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. También dirigió los Anales de
Educación Común, publicación creada por Sarmiento para el fomento de la
educación.
Murió a los
55 años. Aun enferma seguía enseñando a leer y a escribir a los niños que
vivían en su humilde barrio.
Juana Manso es la mujer que ha comprendido que bajo un humilde empleo de
maestro está el sacerdocio de la libertad y la civilización..."[3]
Y Sarmiento argumentará: “Es la educación primaria la que civiliza y
desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la
civilización. ….Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en
los humildes bancos de la escuela.”[4]
El Día del
Maestro y de la Maestra es un momento de celebración, y también para reflexionar sobre el
lugar que ocupan hoy, en una complejidad de circunstancias de todo tipo. A los
docentes los interpela la realidad social, el mundo académico, las cuestiones tecnológicas,
las nuevas tendencias de la pedagogía. Y también nuestra propia historia y los
grandes precursores de la educación argentina con la propuesta, siempre
vigente, de valores de igualdad, respeto e inclusión.
[1] http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=91294. Recuperado 9.9.16
[4] http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/domingo-faustino-sarmiento.html.
Recuperado 11.09.16