11 DE OCTUBRE: Día
del paracaidista militar.
El primer intento conocido de
lanzarse en paracaídas tuvo lugar en Córdoba (España), en el año 852, con éxito parcial,
ya que Abbás Ibn Firnás, el hombre que saltó, sufrió
algunas heridas al caer.1 El
uso del paracaídas también fue sugerido por Leonardo
da Vinci cuando vivía en Milán.[1]
El aeronauta francés Jean Pierre Blanchard dejó caer un perro
equipado con un paracaídas desde un globo en 1785, y en 1793 aseguró haber
realizado el primer descenso humano con éxito utilizando un paracaídas. En
adelante, los paracaídas se convirtieron en un elemento habitual del equipamiento
de los pasajeros en los globos aerostáticos.
Para saltar de una aeronave, cada
paracaidista lleva dos paracaídas: uno principal y uno de reserva que se
encuentra dentro de uno o dos contenedores cosidos a un arnés. Los contenedores
pueden ubicarse en la espalda, en el pecho, también se puede poner como tipo
asiento o sobre el regazo. Adicionalmente los paracaídas pueden usar un sistema de apertura automática de
emergencia, el cual se ha hecho de uso obligatorio en casi todas las zonas de
saltos del mundo.
Se recomienda el uso de gafas y altímetro.
Si el paracaidista lo requiere, puede usar casco, braga o traje, guantes,
zapatos o botas (generalmente para operaciones aerotransportadas) y máscara
conectada a cilindros con oxígeno (para saltos a grandes alturas).
Los paracaídas redondos tienen
una navegación parcial o nula, ya que sólo se usan para transportar personas u
objetos a destino. En el caso de los paracaídas rectangulares presurizados, una
vez abiertos, el practicante puede controlar la dirección y la rata de caída
con los conductores. Dichos paracaídas funcionan igual que el ala de un avión,
pero sólo pueden planear en descenso.
En cuanto a los paracaídas
cuadrados, también llamados campanas o canopias, los diseños actuales han
avanzado gracias a los sistemas de corte láser CNC que permiten efectuar piezas
externas e internas provenientes de programas de computadora tipo CAD y más
recientemente los llamados softwares paramétricos. Estos diseños actuales
permiten diseñar paracaídas de alto performance que proveen vuelos más
horizontales, es decir, perdiendo menos altura y avanzando mucho más hacia
adelante, tratando de no descuidar aperturas fiables y seguras.
En cuanto a los paracaídas que su usan para reservas y los de salto B.A.S.E. por el contrario están enfocados en aperturas extremadamente fiables y vuelos más verticales y lentos. Cabe destacar que los paracaídas principales deportivos son empacados en aproximadamente 10 minutos y aún así tienen una baja probabilidad de abrir enredados, siempre y cuando el paracaidista lo accione en posición panza abajo, más conocida por su nombre en inglés "belly". Los paracaídas de reserva son inspeccionados y empacados cada 6 meses (se usen o no) por un especialista certificado; el tiempo aproximado que toma el especialista en chequear y empacar estos paracaídas puede llegar a 1 hora, ya que se hace con total calma y observación del procedimiento y en un ambiente con temperatura y humedad controlado; esto reduce las probabilidades de falla de un reserva casi a 0.[2]
En cuanto a los paracaídas que su usan para reservas y los de salto B.A.S.E. por el contrario están enfocados en aperturas extremadamente fiables y vuelos más verticales y lentos. Cabe destacar que los paracaídas principales deportivos son empacados en aproximadamente 10 minutos y aún así tienen una baja probabilidad de abrir enredados, siempre y cuando el paracaidista lo accione en posición panza abajo, más conocida por su nombre en inglés "belly". Los paracaídas de reserva son inspeccionados y empacados cada 6 meses (se usen o no) por un especialista certificado; el tiempo aproximado que toma el especialista en chequear y empacar estos paracaídas puede llegar a 1 hora, ya que se hace con total calma y observación del procedimiento y en un ambiente con temperatura y humedad controlado; esto reduce las probabilidades de falla de un reserva casi a 0.[2]
Aunque cada país y federación
define sus propias reglas, la F.A.I. dicta preceptos y
conceptos básicos del deporte a nivel mundial. La U.S.P.A. es
una de las organizaciones que más ha profundizado y desarrollado la práctica y
desarrollo de la actividad. La USPA y la FAI han hermanado sus esfuerzos para
estandarizar las reglamentaciones, lo que ha provocado que hoy en día la práctica
de este deporte sea muy segura.
En el ámbito militar, la
principal misión de las unidades paracaidistas es el transporte de tropas o
personal especializado a un lugar específico, realizando labores de sabotaje y
eliminación de objetivos concretos que puedan perturbar el avance del ejército.
También se incluyen en sus misiones, el rescate, la protección y el traslado de
personas, tanto militares como civiles.
En el ámbito de las Fuerzas
Armadas del país, los primeros sistemas de paracaídas tácticos de apertura
manual, se ejecutaron el 13 de mayo de
1999 con un primer lanzamiento de media altura (5000 metros sobre el nivel del
suelo), constituyendo un hito en la historia del paracaidismo militar
Argentino.[3]
En La Calera, Córdoba -se encuentra emplazada la
Escuela de Paracaidistas. El Curso Básico Conjunto de Formación de
Paracaidistas Militares (C-18) cuenta con una larga trayectoria y se dicta para
el personal de las tres Fuerzas Armadas. Desarrollado durante 35 días (incluida
la primera instancia de ingreso), consiste en un entrenamiento físico,
psicológico y de psicomotricidad ya que implica una actividad extrema y de alto
riesgo que el ser humano no realiza naturalmente. Para eso, se instruye a los
cursantes a fin de que adquieran destreza, habilidad, seguridad y fuerza en
brazos y piernas a fin de prepararlos para una posible situación de combate.
Para realizar la prueba que
determina el ingreso al curso, es
necesario una intensa preparación: 4.000 metros de atletismo, flexiones en
barra y abdominales. [4]
Para saltar satisfactoriamente,
las técnicas sobre cómo salir de la aeronave y caer en tierra son requisitos
claves. Esa práctica se realiza desde el “bombi” (estructura de una aeronave
armada específicamente para el lanzamiento real).
La suboficial auxiliar María Rosa López fue la
primer mujer precursora en esta especialidad. Nacida en Jujuy, proveniente de una familia numerosa:
ocho hermanos, optó por la carrera militar y el paracaidismo. En 1999 ingresó a la Escuela de Suboficiales
(ESFA) de Córdoba y luego de tres años de instrucción, obtuvo la jerarquía de
cabo con la especialidad en Mecánica Electrónica y la subespecialidad en
Comunicaciones.(5)
Posteriormente, el año 2012 se crea, El EMPARFAA (Equipo Militar de Paracaidismo Representativo de la Fuerza Aérea Argentina), por directiva
del señor jefe del estado mayor general , con el objetivo de
representar a la institución en el paracaidismo de exhibición y competición en
el ámbito institucional, nacional e internacional.
Está integrado por personal militar de oficiales y suboficiales de la
institución, quienes reúnen las aptitudes y destrezas físicas e intelectuales
necesarias para desarrollar esta disciplina deportiva alcanzando el más alto
nivel de excelencia.
Para el cumplimiento de la actividad, el EMPARFAA periodicamente se adiestra en distintos ámbitos geográficos, de diferentes dimensiones y caracteristicas, tales como campos de deportes, estadios, plazas o aeródromos de espacio reducido, utilizando el material aéreo de la Fuerza Aérea Argentina: Hércules c-130, Cessna 182, Twin Otter y helicopteros Bell 212, además de los rusos Mi 171 e.
C.P.Gisele Oliva |
Para el cumplimiento de la actividad, el EMPARFAA periodicamente se adiestra en distintos ámbitos geográficos, de diferentes dimensiones y caracteristicas, tales como campos de deportes, estadios, plazas o aeródromos de espacio reducido, utilizando el material aéreo de la Fuerza Aérea Argentina: Hércules c-130, Cessna 182, Twin Otter y helicopteros Bell 212, además de los rusos Mi 171 e.
Las actividades del Equipo Militar de Paracaidismo Representativo de
la Fuerza Aérea Argentina requieren diversas clases de paracaídas,
dependiendo de los tipos de saltos a ejecutar, ya sean saltos donde se superan
alturas de 4000 metros y velocidades mayores a 200 kilómetros por hora en caída
libre, o para las actividades de saltos de precisión y exhibición, que
requieren paracaídas especiales para saltos a baja altura. La principal
característica de estos equipos es su capacidad de descenso prácticamente
vertical gracias a su gran superficie alar. Este equipo militar de
paracaidismo, es en la actualidad, uno de los iconos representativos de la Fuerza
Aérea Argentina.
Con
motivo de cumplirse los 70 años de la unidad responsable del mantenimiento
mayor y reparación de gran parte de aeronaves de combate de la Fuerza Aérea
Argentina se realizó un festival aéreo, en el Área Material de Río Cuarto, donde se pudo disfrutar de pasajes,
exhibiciones y acrobacias aéreas.
La tripulación del Hercules KC
130 TC 69 y la del helicóptero ruso MI-171E llevaron a cabo los lanzamientos
programados de los paracaidistas civiles, militares del Grupo de Operaciones
Especiales (GOE) y del EMPARFAA, con la destacada participación de la cabo
principal Gisele Oliva como la primera mujer militar de la Fuerza Aérea que se
especializa en la actividad y que realizó su primer salto oficial en el
festival aéreo “Argentina Vuela”, llevado a cabo en la Base Aérea Militar de
Morón.[6]
[3] http://ejercitonacional.blogspot.com.ar/2008/10/dia-del-paracaidista-militar.html
[4] https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=451995488212116&id=162566047232228
[4] https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=451995488212116&id=162566047232228
[5] http://www.noticiasenvuelo.faa.mil.ar/2012/
[6]http://www.aeroespacio.com.ar/index.php/fuerza-aerea/521-puertas-abiertas-en-el-%C3%A1rea-de-material-r%C3%ADo-iv.html