La respuesta a ésta pregunta, abre una nueva búsqueda, que le antecede, referida a descubrir cuáles son los mecanismos históricos responsables de la
deshistoricización de las estructuras de la división sexual y de los principios
que la originaron.
….A esta cuestión, sin duda urgente, se le agrega una más a saber: que las relaciones entre los sexos están menos transformadas de lo que una observación superficial podría hacer creer y que el conocimiento de las estructuras de una sociedad androcéntrica bien conservada ofrece instrumentos para entender algunos de los aspectos mejor disimulados de lo que son estas relaciones en las sociedades contemporáneas.
Entonces, entre el proceso de deshistorización sumado a una transformación periférica, se va "filtrando casi inadvertidamente" la violencia simbólica.
Plantearnos el problema en estos términos significa, avanzar en el principio de un progreso decisivo para la acción. Recordemos que lo que, en la historia,aparece como eterno sólo es el producto de un trabajo de itemización que incumbe a instituciones (interconectadas) tales como la familia, la iglesia, el estado, la escuela, así como, en otro orden, el deporte y el periodismo.
Entonces, entre el proceso de deshistorización sumado a una transformación periférica, se va "filtrando casi inadvertidamente" la violencia simbólica.
Plantearnos el problema en estos términos significa, avanzar en el principio de un progreso decisivo para la acción. Recordemos que lo que, en la historia,aparece como eterno sólo es el producto de un trabajo de itemización que incumbe a instituciones (interconectadas) tales como la familia, la iglesia, el estado, la escuela, así como, en otro orden, el deporte y el periodismo.
…..Si integramos a la historia éstos párrafos que han quedado borrosos y desdibujados, podremos devolver, a la acción histórica, la
relación entre los sexos que la visión naturalista y esencialista les ha venido
negando.
Pierre Bordeau (1), sostiene que: “ha visto en la dominación masculina, y en la manera
como se ha impuesto y soportado, la
violencia simbólica, violencia amortiguada, insensible, e invisible para
sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la
comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento,
del reconocimiento o, en último término, del sentimiento”.
Esta relación
social extraordinariamente común
ofrece por tanto una ocasión privilegiada de entender la lógica de la
dominación ejercida en nombre de un principio simbólico conocido y admitido tanto por el
dominador como por el dominado:
un idioma (o una manera de modularlo),
un estilo de vida (o una manera de pensar, de hablar o de comportarse) y,
una característica distintiva, emblema o estigma, cuya mayor eficacia simbólica es la característica corporal absolutamente arbitraria e imprevisible, o sea el color de la piel.
un estilo de vida (o una manera de pensar, de hablar o de comportarse) y,
una característica distintiva, emblema o estigma, cuya mayor eficacia simbólica es la característica corporal absolutamente arbitraria e imprevisible, o sea el color de la piel.
Vemos claramente
que en este campo lo más importante es denunciar los procesos responsables de la
transformación de la historia en naturaleza, y de la arbitrariedad cultural en
natural.
…Aunque es cierto
que, el principio de la perpetuación de esta relación de dominación, no reside
fundamentalmente, en uno de los lugares más visibles de su ejercicio, es decir,
en el seno de la unidad doméstica (sobre la cual determinado discurso feminista
ha concentrado todas sus miradas) sino en unas instancias tales como la
escuela o el estado -lugares de elaboración y de imposición de
principios de dominación que se practican en el interior del más privado de los
universos.[1]
Somos educad@s desde que somos pequeñ@s de forma diferente y esto hace que
seamos y tengamos comportamientos diferentes.
Según se nazca varón o mujer, seremos y nos comportaremos en función del
sexo con el que nacemos. Desde que somos pequeños nos educan de forma
diferente, si bien, las diferencias con las que nacemos no tienen nada que ver
con lo que haremos en la vida.
¿Nunca se han planteado porqué todas las mujeres hacen las cosas de casa
y porqué son los hombres los cabeza de familia? Nuestra sociedad es la que hace
esta diferencia. Mientras, a las mujeres se les ha dado un trabajo dentro de
casa, a los hombres se les ha dado el trabajo fuera de casa. Esto ha
perjudicado a las mujeres, incluso hoy en día, aunque también nosotras podemos
trabajar fuera de casa, seguimos asumiendo el trabajo dentro de casa. A esto se
le conoce como doble jornada.[2]
Se ha avanzado mucho, pero todavía no tenemos la misma igualdad que los
varones.
A nosotras nos enseñan a ser: más cariñosas, más afectuosas, más
dialogantes, nos gusta estar guapas para ellos, ellos nos deben invitar a
salir, nos preocupamos más por ellos.
A ellos les enseñan a ser: más competitivos, más independientes, se
preocupan más por sus cosas, nos dan la misma importancia que a sus amigos,
llevan mejor las críticas y los errores.
La forma en que nos educan limita
nuestra vida.
¿Qué es más importante para una mujer en el futuro, crear una familia o
tener una carrera profesional brillante? La mayoría de las chicas responden que
es más importante tener una relación para crear una familia. El trabajo queda
para nosotras en segundo plano. El que la mayor parte de las chicas piensen lo mismo
está relacionado con la forma en que nos han educado.
Es normal que en las relaciones humanas existan conflictos, pero hay que
diferenciarlos del maltrato. Los conflictos surgen en ocasiones y se arreglan hablando
y buscando soluciones. No hay que temer los conflictos, ayudan a consolidar una
relación sana. Si es maltrato se da, ocurre de forma repetida y empeorará con
el tiempo. Lo reconoceremos porque él quiere llevar siempre la razón e imponer su
criterio sin respetar el de la otra persona.
Las relaciones sanas son aquellas en las que estamos a gusto con el otro/otra, porque nos trata con respeto.
¿Qué es tratar con respeto?
Que: Tus opiniones son tan
importantes como las de él, aunque sean diferentes.
Poder Hablar de los conflictos
sin temor ni imposición.
Compartir los problemas y
respetar las soluciones que cada uno encuentre.