lunes, 15 de junio de 2020

Aprendizaje de socialización

A través del "proceso de socialización", l@s alumn@s  asimilan y hacen suyos los elementos culturales y sociales que favorecen y garantizan la adaptación e integración en cada comunidad.

Seguro que conoces gente que vive en tu ciudad aunque nació en otro país o su familia vivía allá, o conoces personas de otros países o has viajado por el mundo. Cuando llegas a otro país te interesas por las costumbres propias de las personas. No quieres hacer nada que pueda molestar, por eso preguntas cómo tienes que saludar, cómo preguntar o acercarte a la gente.
En algunos países es demasiado brusco decir 'no'. En otros, a la gente le molesta que te aproximes mucho y hasta que la toques. Hace poco tiempo,  leíamos una noticia en la que la canciller alemana, Ángela Merkel, enviaba una carta de queja a la embajada germana en Francia manifestando que se sentía incomoda con las múltiples muestras de cariño del presidente francés Nicolas Sarkozy. 

En la carta Merkel deja claro que le sienta muy mal que Sarkozy le ponga la mano en la espalda o la agite con vigor cuando le habla algo habitual al presidente galo. En la noticia se decía que parece que estas muestras de afecto no son entendidas por la cultura germana. Todas estas cosas son aprendizajes culturales que vamos incorporando y que las personas que se han educado en esa cultura han aprendido desde la infancia. 
Lo mismo ocurre entre la forma de relacionarnos entre mujeres y hombres. Es un aprendizaje de socialización.
Por ejemplo, a mediados del siglo XX, en España se percibía como correcto que una mujer pidiese permiso al marido para trabajar y eran pocas los que lo cuestionaban. Hoy, afortunadamente, no es así, pero sí se considera normal que una mujer renuncie a una mejora profesional que exija más dedicación horaria por cuidar a sus hijos/as y suele considerarse excepcional que el hombre haga lo mismo.
Son mensajes que están en el ambiente. Influyen en nuestras elecciones más personales y van configurando la identidad y las relaciones que mantenemos con otras personas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se aprueba el documento de mayor consenso de la historia de la humanidad: La Carta Universal de los Derechos Humanos. En principio iban a llamarla Derechos del Hombre, pero Eleonor Roosevelt que es conocida solo por ser la esposa de un presidente de los Estados Unidos, se opuso a ello porque excluía a las mujeres y consiguió que en su lugar figurara Derechos Humanos. Eleonor fue elegida Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en 1946 y trabajó febrilmente junto con sus compañeras Minerva Bernardino (República Dominicana), Bertha Lutz (Brasil), Virginia Gildersleeves (EE.UU), y Wu Yi-Tang (China).
Este célebre cuarteto luchó para que se reconociera a las mujeres en los contenidos de la Carta y por una mayor presencia de éstas en cargos políticos dentro de la ONU. Desde entonces, las mujeres de todo el mundo siguen trabajando por que en todas las políticas e instituciones se garantice la participación de las mujeres, se reconozca sus derechos específicos y sus aportes al desarrollo de la humanidad. [1]




[1] Guía práctica para chicos y chicas. España