martes, 7 de abril de 2020

Participación de la mujer en la conquista del espacio. Incidencia del período menstrual

             Cadete Dragoneante Principal Avril. Zorzi .LAM
Durante los primeros años las mujeres fueron excluidas de la carrera espacial debido a que los científicos desconocían el funcionamiento interior de ellas. A pesar de que el cuerpo experimenta varios cambios por la ingravidez, la menstruación sigue presente y ellos temían que eso afectase sus habilidades, aumentando en exceso los riesgos de accidentes, o que un flujo  retrógrado  les ocasionara una endometriosis. Sin embargo ellas fueron persistentes y con el tiempo lograron encontrar soluciones para controlar su período, demostrando así que podían llevar a cabo con éxito sus tareas. [1]




[1] Como cierre de las actividades correspondientes al área de Instrucción Militar, del presente ciclo lectivo, La Cadete Dragoneante Avril Zorzi, de 6° Año,  presentó ésta monografía, la cual fue seleccionada por el instructor a cargo, por el alto compromiso en la búsqueda de fuentes bibliográficas con solvencia, destacando además que el tema elegido pone "luz" sobre una serie de aspectos prácticos y biológicos que facilitan la inserción de las mujeres que deseen incorporarse a éste tipo de actividades.

Incidencia de la menstruación en la participación de la mujer 
en la conquista del espacio            
Cuando los astronautas van al espacio el cuerpo humano experimenta muchos cambios, los músculos se debilitan, el sistema inmune sufre, el corazón cambia su tamaño y forma se pierde densidad ósea pero sin embargo, hay algo que no cambia en absoluto: la menstruación.  No importa que no haya gravedad, el ciclo menstrual de la mujer funciona en el espacio de la misma forma que en la Tierra. El flujo de sangre menstrual no se ve afectado por la ingravidez.
En el pasado, la menstruación se veía como un impedimento para que las mujeres fueran al espacio. Algunos argumentaban que la menstruación podía afectar la habilidad de la mujer.
La gran mayoría de los accidentes aéreos de los años 30 en los que alguna mujer piloto había estado implicada, se había demostrado que había sido durante su periodo, y los expertos (hombres en este caso) sugirieron que poner a una mujer en estado de menstruación en una cabina espacial era aumentar en exceso los riesgos. Con el tiempo estos miedos fueron disminuyendo, pero algunos de los médicos de la NASA aún estaban altamente preocupados por la menstruación de las mujeres cuando la NASA empezó a planear ponerlas en el espacio en la década de los 70.
Pese a que la primera mujer astronauta llegó relativamente pronto, Valentina Tereshkova en 1963, las mujeres fueron excluidas de la carrera espacial estadounidense durante los primeros años y la razón oficial para esto fue que ser astronauta estaba ligado con los rangos militares de los pilotos de prueba, y todos ellos eran hombres. Pero otra razón subyacente, y menos conocida, era la gran incertidumbre que muchos científicos tenían respecto al funcionamiento interior de las mujeres.
En cierto modo, estas preocupaciones no eran completamente absurdas. Cuando una mujer tiene el periodo, normalmente expulsa los fluidos ‘a la fuerza’ y dado un entorno de micro gravedad como el espacial, algunos científicos se plantearon la posibilidad de que parte del tejido endometrial, en lugar de evacuarse, regresara al abdomen a través de las trompas de Falopio por un flujo retrógrado, ocasionando una endometriosis. No hay evidencia alguna de flujo retrógrado durante una menstruación que haya sido provocado por salir fuera de la atmósfera, e incluso aunque lo hubiera hecho, no habría causado endometriosis, ya que este hecho sólo se produce cuando el flujo retrógrado es crónico.

Estudios y soluciones
Un nuevo estudio examina las opciones que hay para parar el período en el espacio, no ya porque sea peligroso, sino por la molestia para la mujer.
Muchas mujeres deciden suspender su menstruación durante el tiempo que dura su misión. Suprimir el período con anticonceptivos es sencillo, ya que solamente tendrían que saltarse las 7 pastillas de placebo que se incluyen en los blísters de 21 pastillas normales para tener un “ciclo natural”. De este modo, dejan de tener la regla, algo que, en general, no está contraindicado por los médicos.

Esta elección puede plantear algún problema, porque si la mujer va a realizar una misión de tres años, debe llevarse unas mil pastillas, lo que supone muchos embalajes y peso añadido al equipaje. Por otro lado, la pastilla anticonceptiva podría aumentar los riesgos de desarrollar "un coágulo de sangre en la pierna o los pulmones" prosigue Varsha Jain "ginecóloga del espacio", autora del estudio e investigadora en el King's College de Londres.
"Es muy importante comprender que se trata de una elección totalmente personal", señala también  Varsha Jain. "No hay ninguna norma por parte de la NASA o de la Agencia Espacial Europea".           
Aquellas astronautas que deben viajar en largas misiones escogen anticonceptivos de acción prolongada. Implantes o dispositivos intrauterinos son los más recomendados en estos casos. Para misiones cortas utilizan la píldora anticonceptiva con un ligero cambio. En la Tierra se toman 21 pastillas y siete placebos, de este modo se logra regular la menstruación. Las astronautas suprimen los placebos y toman únicamente las pastillas que les provocan la amenorrea. Si las astronautas deciden tener la regla como sería natural, también se enfrentan a ciertos problemas logísticos.
El sistema de gestión de desechos no resulta en absoluto apropiado para el sangrado menstrual. En la Estación Espacial Internacional, sólo hay un baño que tolera la sangre. El otro recicla la orina en agua potable. Por otra parte, mantener una buena higiene personal durante la menstruación en el espacio también puede ser complicado, por ejemplo por la escasez de agua para lavarse o por tener que cambiarse los productos higiénicos con la micro gravedad.                                                                    
En 1983 Sally Ride se convirtió en la primera mujer estadounidense que viajó fuera de la atmósfera y consultores de la NASA recomendaron que tomase hormonas para controlar su ciclo menstrual, así como para reducir el volumen de flujo.
Posteriormente, las mujeres astronautas que han regresado a la tierra y que han experimentado una menstruación en el espacio exterior han explicado que todo ha funcionado de igual modo que en la tierra. Las astronautas han probado el uso de tampones durante la menstruación en el espacio y han manifestado que han funcionado a la perfección, posiblemente debido a que la atracción de los capilares suple los efectos de la gravedad cero.
Avance de la participación femenina en la conquista espacial                                                            
El 7 de abril de 2010, por primera vez en la historia cuatro mujeres coincidían en el espacio al mismo tiempo. La coincidencia no era sólo una curiosidad, también una señal del avance de la participación femenina en la conquista espacial puesto que únicamente el 10 % de los astronautas han sido mujeres. El dato no dejaba de ser significativo.  Hubo algunas que sí lo consiguieron, pioneras de la exploración espacial que abrieron el camino a las que vinieron después y que ayudaron a normalizar el hecho de que una mujer se enfundase el traje de astronauta sin que eso extrañase a nadie.                 

Mujeres que protagonizaron la conquista del espacio. 

Valentina Tereshkova: primera mujer en salir al espacio exterior. Cuando despegó de la Tierra, lo hizo exigiendo respeto al mismo cielo. con el nombre en clave Gaviota, hizo historia el 16 de junio de 1963 a bordo de la nave Vostok 6. Por entonces tenía 26 años y llevaba poco más de uno participando en un programa de mujeres cosmonautas. A causa del secretismo de la época, en plena Guerra Fría, ni siquiera su madre supo que iba a viajar al espacio hasta que toda la URSS seguía por la radio la misión. Fue seleccionada junto a otras cuatro mujeres para ingresar en el cuerpo femenino de cosmonautas. fue la única que llegó a protagonizar una misión. El objetivo de su vuelo era determinar si las mujeres tenían el mismo aguante físico y psicológico que los hombres en el  espacio, confirmándolo sin lugar a duda. La misión no fue sencilla para ella comenzó a experimentar mareos y náuseas llegado un momento que le acompañaron durante los tres días que estuvo en la  nave, y en el despegue sufrió un fuerte impacto en la cara que le dejó un vistoso moratón, lo que llevó a que no le dejen  tomar el control manual de la nave como estaba previsto.   
Jerrie Cobb: En realidad nunca llegó a viajar al espacio, aunque entrenó duro para ello. De hecho, consiguió demostrar que, si era una cuestión de condiciones físicas, las mujeres también podían ser astronautas. En 1960, el investigador William Lovelace, que ayudó a crear las pruebas que debían seleccionar los astronautas, la eligió para someterse a esos y comprobar si una mujer podía pasarlos, y lo hizo. De hecho, sus resultados estaban entre el 5% más alto de todos los que las realizaron. Así que se le pidió que reclutase a más candidatas. doce mas las superaron. Pasaron a conocerse como las Trece del Mercury, aunque lo cierto es que nunca formaron parte de un programa oficial de la NASA. En 1962, la agencia espacial, que no esperaba realmente que las aspirantes aprobasen los exámenes físicos, tomó la decisión formal de excluir a las mujeres de la selección de astronautas.
Mercury 13, inspiración para el futuro: No formaron parte oficialmente del programa espacial de la NASA, no fueron al espacio y de hecho no llegaron a coincidir como grupo, pero jugaron un importante papel para sus sucesoras, las mujeres astronautas que sí participaron activamente en la exploración espacial. 
Sally Ride: Tuvieron que pasar 20 años para que la NASA llevase una mujer al espacio. Fue el 18 de junio de 1983 a bordo del transbordador Challenger. La misión desplegó dos satélites de comunicaciones, realizó experimentos médicos y fue la primera en emplear un brazo robótico. Ayudó a despejar algunas dudas que muchos científicos tenían sobre los peligros de que una mujer menstruase en el espacio. Debido al el riesgo que podía suponer para sí misma y para la misión si sus niveles hormonales se alteraban o si la falta de gravedad alteraba la expulsión de fluidos. Esto último no era totalmente absurdo. Los científicos se preguntaban si ante la falta de gravedad, parte del tejido endometrial podría permanecer en el útero o incluso retroceder por las trompas de falopio, causando problemas graves para la salud. Cuando Ride se estaba preparando para su misión, varios consultores de la NASA sugirieron que se hormonase para controlar su ciclo menstrual y evitar estos posibles riesgos.
Christa McAuliffe: No era astronauta sino profesora de ingles e historia. Nacida en 1948, fue seleccionada en 1985 para ser la primera civil estadounidense en viajar al espacio como parte de un programa para inspirar a la nación y reavivar el interés por el programa espacial. En septiembre de 1985 ingresaba en el Centro Espacial Johnson de Houston para comenzar su entrenamiento. Sin embargo, la historia terminó en tragedia. El 28 de enero de 1986, pocos minutos después de despegar, el transbordador Challenger explotaba en pleno vuelo. No hubo supervivientes entre la tripulación, y todo el país, inlcuida su familia fue testigo en directo del accidente.
Eileen Collins: Fue la primera mujer piloto y la primera comandante de un transbordador espacial. Siempre quiso aprender a volar algo que consiguió a los 16 años. En 1978 terminó la universidad, coincidiendo con el primer año en que la NASA aceptaba mujeres para las pruebas de selección para el programa de los transbordadores espaciales. Desde entonces mucho trabajo duro y un poco de suerte la llevaron a cumplir su sueño, pilotar y comandar un transbordador. Fue en febrero de 1995 a bordo del Discovery cuando hizo historia como la primera mujer piloto de un transbordador espacial, y otra vez en 1999 como la primera mujer comandante.  comandó la primera misión que la NASA lanzó tras el desastre del Columbia, en 2003. En esa misión se realizó por primera vez una maniobra que hoy es habitual: la nave hizo un giro de 360 grados cuando se acercaba a la Estación Espacial Internacional para que sus ocupantes fotografiasen la cubierta en busca de posibles daños que pudiesen causar que se repitiese el accidente.
Anousheh Ansari: Aunque ingeniera, no era astronauta, sino emprendedora. Entra en esta lista porque el 18 de septiembre de 2006 se convirtió en la primera mujer que financió su propio viaje a la Estación Espacial Internacional como turista espacial. De origen iraní, quiso aprovechar su experiencia para inspirar a otras mujeres y para reclamar más igualdad de oportunidades en los países árabes.
Peggy Whitson: Se graduó en química y biología, y fue como investigadora en esas áreas como comenzó a trabajar en el centro espacial Johnson de Houston. Participaba en proyectos científicos de los departamentos de Medicina Interna y Bioquímica Humana. Entre 1992 y 1996, cuando fue seleccionada como candidata a astronauta, trabajó como científica en un programa conjunto entre estadounidenses y rusos. Cuando viajó al espacio por primera vez en 2002, su tarea fue llevar a cabo experimentos sobre biología humana en el espacio y microgravedad. Realizó su primer paseo espacial como parte de las tareas de mantenimiento de los paneles solares y el brazo robótico de la ISS. El 18 de diciembre de 2007, mientras realizaba un paseo espacial inspeccionando la primera ampliación de la ISS en seis años, el control de la misión en tierra le anunció que se acababa de convertir en la mujer astronauta con más tiempo acumulado de actividad extravehicular (tres horas y 37 minutos). El 10 de octubre de 2007, la ISS tenía por primera vez una mujer como comandante, y fue bajo las órdenes de Whitson. En total ha pasado 377 días en el espacio, lo que supone también el mayor tiempo pasado en el espacio por una mujer.
Conclusión: Se podría aumentar la participación de la mujer en el espacio debido a   que   se   logró demostrar que la menstruación  no es un impedimento,  ya que mediante diferentes métodos como anticonceptivos,  implantes o dispositivos intrauterinos e incluso tampones,  pueden controlar su ciclo menstrual en el espacio,  haciendo que todo funcione de igual modo que en la tierra, sin afectar sus habilidades ni ocasionando molestias.